2023 ha sido un año tranquilo. Tan tranquilo, que en un momento determinado del mismo, decidí tomarme un tiempo sabático. Que es una forma menos violenta de decir que he estado haciendo entre poco y nada, más allá de algunas operaciones relacionadas con el mundo de la bolsa.
En este periodo de profunda introspección, eché la vista atrás para saber qué quería hacer en adelante.
Yo antes quería ser informático. Y lo conseguí. Durante muchos años he sido programador; pero de todo se aburre uno. El problema es que con esta edad (pasamos los 40), ya no está uno para grandes cambios. O al menos, no es tan fácil. De todas formas, como dicen que no hay nada imposible; decidí obviar los contras y pensar qué quería hacer, más allá de si es posible o no.
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Nave alienígena operando desde su base secreta en la Luna |
Hubo una etapa de mi juventud (a finales de la ESO, con unos 15 años), que quise ser astronauta. Aquella idea (fantasía) vino de una revista llamada Newton, donde detallaban los pasos a seguir para optar al puesto de astronauta en la Agencia Espacial Europea. Ahora lo de ser astronauta sonará raro; pero me sigue sonando mucho mejor que muchas de las aspiraciones de la juventud actual (ser influencer, youtuber, etc).
Por supuesto, jamás habría pasado las pruebas físicas. No me gustan las alturas, ni los espacios cerrados y adoro la gravedad. Tonterías a parte; es cierto que el tema aeroespacial siempre me ha gustado mucho.
En la época previa a la elección de carrera universitaria, mi recuerdo sobre la ingeniería aeronáutica es que era algo reservado sólo a cerebritos. Tenía una nota de corte no compatible con mis largas jornadas de vicios en el PC. Así que creo que ni se me pasó por la cabeza. Ingeniería aeronáutica era el Olimpo de las ingenierías, seguida de lejos de telecomunicaciones.
Como os podréis imaginar, en este reciente periodo de análisis profundo de mi Yo subconsciente; una de las ideas que se me ha pasado por la cabeza, ha sido cursar el grado de Ingeniería Aeroespacial. Así que eché la solicitud usando como vía de acceso el titulo universitario que ya poseo (Ingeniería Técnica en Informática de Gestión).
Hoy me ha llegado un correo donde me avisan que el plazo para realizar la matricula termina este mismo día:
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Pantalla para realizar la matrícula |
He comenzado el proceso, he elegido las asignaturas que creo que habría elegido para el primer año y me he quedado en el último paso. En el que me dice que tengo que pagar.
Con 18 años, habría estado dando saltos ante esta oportunidad; pero esto ha sido un simple experimento con cierto toque de sueño sin cumplir. Hay muchas razones para no hacer ingeniería aeroespacial con más de 40 años; y sólo una razón: la idealización.
Una de las razones por las que estudié informática es que me gustaba mucho jugar en el PC. El hardware: leer sobre tarjetas gráficas, CPUs, hacer tests de rendimiento, instalar Windows, desmontar el ordenador, etc. Lo que es cacharrear con los ordenadores. Por supuesto, la carrera de informática no tiene nada que ver con esto y la hostia que me llevé aún viaja, con los ecos del Big Bang, por el espacio.
Sobre ingeniería aeroespacial he leído varias opiniones de gente desencantada, trabajando en empresas como Indra o Airbus, dedicando el 100% de su tiempo a tareas tan poco apetecibles como escribir documentación técnica. Gente que recomienda encarecidamente salir de España para tener alguna posibilidad de desarrollar todo el potencial que estos estudios te pueden dar.
Esto puede parecer más un ejercicio de consolación; al fin y al cabo, si no te mueves bien, puedes acabar haciendo un trabajo desagradecido en cualquier profesión. Lo que no es un ejercicio de consolación, son hechos como que:
- Empezar una carrera con 42 años, puede significar acabarla con 50.
- Renunciar a tu tiempo libre con 20 años, no cuesta tanto porque "es lo que toca". A día de hoy no hay necesidad de hacer un sacrificio así.
- Como ya he comentado, la idealización de estas cosas, pueden jugar en contra.
- Estudiar una carrera es un ejercicio de compromiso y tengo la sensación de que la idea la abandonaría antes de acabarla.
Caballeros, siempre recordaré este día, como el día en que casi entro en Ingeniería Aeroespacial.